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Aprendiendo sobre el maltrato psicologico y el acoso moral entre parejas.

...En el llamado ciclo de la violencia se dan fases que se repiten en cada situación en mayor intensidad, formando una especie de espiral.


Es siempre matemático que la coacción, amenaza o fustigación emocional acabe con la hostia, el puñetazo o la paliza. Los medios psicológicos e intervencionistas lo que hacen es romper el ciclo para evitar que se llegue al golpe. Pero sin intervención y sin autodefensa, lo que empieza con un insulto acaba con una hostia. Por eso no se puede desligar el maltrato de un tipo del otro. El maltrato es todo un conjunto, que conlleva una primera fase verbal o pasiva (dejar de hablar o negar la mirada a alguien se entiende como una manera pasiva de iniciar el ciclo de la violencia); una segunda llamada explosión; y una última de perdón o arrepentimiento.


Lo que sucede es que en los primeros meses (o años), la explosión puede no ser física. Se va incrementando la intensidad, como he dicho, y en episodios posteriores (otra vez en el mismo ciclo de  fase verbal o pasiva-explosión-arrepentimiento) las tres fases se tornan más violentas.


Dependiendo de la cantidad de episodios, se estima que la primera explosión con violencia física puede aparecer entre los seis meses de relación y los dos años. No es extraño, sin embargo, que aparezca a los diez años o incluso veinte, cuando los episodios han sido muy matizados, escasos o completamente circunstanciales (en fases de plenitud emocional, económica y social es raro, sino extraño, que sucedan.)


Para que todo esto suceda (se dé el ciclo completo) son imprescindibles, lamentablemente, dos elementos emocionales: primero, que el maltratador tenga un perfil de maltratador. Uno puede pelearse, estallar, arrepentirse pero no tener los decatipos de personalidad que llevarían a repetir los episodios de manera frecuente para acabar a las hostias con tu pareja.

El perfil del maltratador es bastante típico (no tienen ni pizca de originalidad) y por si os interesa, os comento por encima que se trata de una persona de: a) fácil descontrol emocional; b) perfil ansioso (preocupado, nervioso, inquieto); c) que tiene antecedentes violentos en otros marcos sociales (en el colegio, saliendo de fiesta con los amigos); d) de autoestima frágil y extrema necesidad de sentirse admirado, querido, deseado (pero que no hace nada al respecto). Protagonista en exceso en muchas circunstancias, competitivo, ambicioso, con poquísima tolerancia a la frustración (no sabe admitir un no) y con poco respeto a la autoridad (generalmente presenta episodios de enfrentamiento a figuras de autoridad como padre, profesores, jefes o agentes públicos). El otro elemento (y casi siempre olvidado) es el de la víctima. Si una persona no tiene los decatipos de personalidad de la víctima del maltrato, el maltratador no encontrará la respuesta que busca y por tanto, el ciclo se romperá.

La víctima se caracteriza esencialmente por su tendencia a la depresión (sentimientos de culpabilidad, pensamientos de inutilidad); autoestima en referencia a los demás (no se quieren por sí mismos, sino por los que les quieren los otros); dependencia emocional, y al contrario que el maltratador, gran respeto a las figuras de autoridad (suelen explicar episodios de autoridad injustos a los que nunca se han enfrentado por miedo: el caso más típico es el del padre que les castigaba injustamente, reaccionando con llantos y sumisión).


También presentan miedos generalizados (a la oscuridad, a estar solos, fobias simples como miedo a ir en avión, a la velocidad, vértigo o a la muerte). Sin ambos elementos y sin los episodios relatados, no se puede hablar de maltrato. Esto es un punto importante para nosotros los psicólogos, puesto que la Ley para la Violencia contra la Mujer obvia por ejemplo este punto, metiendo en el saco del maltrato el asesinato sobrevenido de otras patologías, como la psicopatía, el asesinato lucrativo: hoy en día, todas las mujeres (u hombres) fallecidos a manos de sus parejas se publicitan como violencia de género y no es violencia de género que un hombre mate a su esposa porque se ha sacado una amante y quiere quitársela de encima, o porque lo tuviera planeado para ser libre o quedarse con su dinero.


En cualquier caso, como decía al inicio, el maltrato psicológico no existe como tal, sino como fase en un episodio de maltrato.


Otro tema es el llamado acoso moral que creo es a lo que se refieren muchas personas que hablan de estos temas. El acoso moral es un proceso en sí mismo y no conlleva maltrato físico. Si lo conllevase, pasaría a ser fase de éste, como he explicado antes.


El acoso moral se caracteriza por la búsqueda por parte del acosador, de ejercer un poder completo respecto a la otra persona, lo que le reafirma y le hace sentir especialmente fuerte. Tiene un componente excitatorio y jamás, nunca, existe el llamado arrepentimiento. Pueden existir conductas para recuperar la confianza del otro, que pudieran parecerlo, pero el acosador no busca el perdón, sino seguir ejerciendo su poder, ya que perderlo supondría una especie de fin de juego que no puede permitirse: le divierte y le fascina ejercer dicho poder.


Si bien en el maltrato existe una clarísima prevalencia de hombres sobre mujeres (básicamente porque el perfil del maltratador se corresponde más con la psicología del hombre y el de víctima, más con el de las mujeres) en el acoso moral, los límites son más débiles, aunque siga prevaleciendo el hombre por encima de la mujer.


Para diferenciar uno de otro, os pongo unos ejemplos verbales de cada:
El maltratador iniciaría su ciclo con algo así:

  • Dónde crees que vas con esa pinta de puta?
  • Ya estás tocándome las narices otra vez.
  • Si sigues portándote así te vas a enterar.
  • Es que uno no puede vivir en paz?
  • No me vas a dejar tranquilo de una vez?
  • Esta es la tercera vez que sales este año.

El acosador moral diría frases como:

  • Menos mal que me tienes a mí a tu lado porque de otro modo estarías sola.
  • No me extraña que no tengas amigos, ¿tú te has visto?
  • Si no llega a ser por mí, tú no hubieras llegado a ningún lado.
  • Deja que hable yo, a ti se te nota que no te enteras.
  • Ya sabes que si sigues así te dejaré en la calle y tú no tienes a donde ir.

No sé si se entienden las sutiles diferencias, espero que sí. Por último quiero comentaros que el acoso moral se da en la pareja pero se extiende a muchos otros ámbitos en donde existan relaciones de poder: en el colegio se ha bautizado como Bullying, en el trabajo como Mobing, y en el entorno familiar, donde más frecuentemente se encuentra es en la relación padre (hombre) con hija (mujer).


Sin embargo el acoso moral es muy frecuente entre hombres también en cualquiera de estos entornos y laboralmente es creciente el de mujeres con altos cargos hacia sus subordinados masculinos, siendo muy relevante es que se da entre mujeres en el trabajo o entre profesora y alumna.


El maltrato, sin embargo, es aun inmensamente mayoritario en la pareja y de un hombre hacia una mujer aunque claro, tambien de mujeres a hombres.

fuente cvoyeur.com

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